Una revisión de la literatura científica disponible en bases de datos como PubMed revela más de 9,000 artículos que respaldan la efectividad de los vendajes funcionales. Estos vendajes se han estudiado en una amplia gama de afecciones, desde el dolor de talón (talalgia) y el dolor patelofemoral hasta lesiones deportivas y la rehabilitación de pacientes con secuelas de accidentes cerebrovasculares (ACV).
Ejemplos de estudios y revisiones sistemáticas
- Dolor de talón: Una revisión sistemática de 2021, que incluyó 51 ensayos clínicos con 5,351 pacientes, concluyó que el vendaje funcional combinado con estiramientos y educación individualizada es efectivo para reducir el dolor y mejorar la movilidad en pacientes con talalgia.
- Dolor patelofemoral: En 2017, una revisión con 235 pacientes evaluó el uso del vendaje McConnell junto con ejercicio, demostrando que su uso mejora significativamente el dolor en patologías de la rodilla, especialmente en la articulación patelofemoral.
- Lesiones del manguito rotador en atletas: En 2021, se estudió el vendaje en deportistas que realizan movimientos por encima de la cabeza, demostrando que el vendaje McConnell mejora el rango de movimiento, la activación muscular y la propiocepción en la articulación del hombro.
Efectos de los vendajes funcionales: Esteroceptores y propioceptores
El vendaje funcional afecta tanto a esteroceptores como a propioceptores, receptores sensoriales clave que contribuyen al control motor y a la percepción del entorno y del propio cuerpo.
Esteroceptores
Los esteroceptores están localizados en la piel y mucosas y se dividen en varios tipos según la función que desempeñan:
- Mecanorreceptores: Detectan el tacto y la presión. Incluyen los discos de Merkel (tacto grueso), los corpúsculos de Meissner (tacto fino), los de Pacini (presión y vibración) y los de Ruffini (tensión y estiramiento).
- Termorreceptores: Miden los cambios de temperatura y son responsables de la percepción de frío o calor. Los corpúsculos de Ruffini también participan en esta función.
- Nociceptores: Detectan estímulos dolorosos mediante terminaciones nerviosas libres que responden a lesiones tisulares o estímulos que podrían causar daño.
Propioceptores
Los propioceptores están ubicados en los músculos, tendones y articulaciones, y desempeñan un papel crucial en la percepción del movimiento y la posición del cuerpo. Estos incluyen:
- Usos neuromusculares: Ubicados dentro del músculo, detectan estiramientos y provocan una contracción refleja para proteger el músculo (reflejo miotático).
- Órganos tendinosos de Golgi: Ubicados en la unión entre el músculo y el tendón, estos órganos detectan la tensión muscular y provocan la relajación del músculo para evitar daños (reflejo miotático inverso).
- Receptores articulares: Proporcionan información sobre la posición y el movimiento de las articulaciones, detectando el ángulo y la velocidad del estímulo mecánico en la articulación.
Conclusión
La evidencia científica revisada respalda de manera consistente la eficacia de los vendajes funcionales en diversas áreas de la fisioterapia, incluyendo el tratamiento de lesiones deportivas, inestabilidad crónica de tobillo, dolor plantar y afecciones neurológicas como la parálisis cerebral espástica. Aunque los estudios varían en tamaño y alcance, la mayoría muestra que los vendajes funcionales son útiles para mejorar la estabilidad, reducir el dolor y prevenir nuevas lesiones.
Sin embargo, uno de los puntos más importantes que emerge de la literatura es que el vendaje funcional no debe ser utilizado de manera aislada. Su mayor efectividad se observa cuando se combina con otras intervenciones terapéuticas, como el ejercicio terapéutico, la terapia manual, la estimulación eléctrica (TENS) y la hidroterapia. Este enfoque multidisciplinario maximiza los beneficios del vendaje al abordar tanto los síntomas inmediatos (como el dolor) como las causas subyacentes de la lesión o afección.