Tipo de articulación
La rodilla es una articulación compleja de tipo diartrosis sinovial, que conecta el fémur, la tibia y la rótula. A diferencia de la cadera, que es una enartrosis, la rodilla permite principalmente movimientos de flexión y extensión en el plano sagital, aunque también se pueden realizar movimientos limitados de rotación interna y externa cuando la rodilla está flexionada. Estas rotaciones son especialmente importantes para los ajustes finos durante la marcha o movimientos rápidos y bruscos, como en deportes o situaciones de desequilibrio.
Hueso (Distribuciones anatómicas)
- Fémur: En su epífisis distal, el fémur presenta los cóndilos femorales, los cuales articulan con la meseta tibial de la tibia. El surco troclear del fémur facilita el movimiento de la rótula durante la flexión y extensión de la rodilla.
- Tibia: En su tercio proximal, la tibia presenta dos plataformas: la meseta tibial medial y la meseta tibial lateral, que se articulan con los cóndilos femorales. En la región intercondílea, se encuentran las inserciones de los ligamentos cruzados, mientras que las superficies planas y lisas de la tibia aseguran una congruencia con el fémur.
- Rótula: La rótula es un hueso sesamoideo que se encuentra en el tendón del cuádriceps femoral. Se articula con el surco troclear del fémur y actúa como un punto de palanca que aumenta la eficiencia del cuádriceps al realizar movimientos de extensión de la rodilla.
Ligamentos de la rodilla
Los ligamentos son los principales estabilizadores pasivos de la rodilla. Estos ligamentos incluyen:
- Ligamento cruzado anterior (LCA): Se origina en la porción anterior de la tibia y se inserta en la cara medial del cóndilo lateral del fémur. Su función principal es limitar la traslación anterior de la tibia respecto al fémur. Este ligamento es clave en la estabilidad rotacional de la rodilla, evitando que la tibia se desplace hacia delante en situaciones de estrés, como cambios bruscos de dirección o caídas.
- Ligamento cruzado posterior (LCP): Es el opuesto funcional al LCA. Limita la traslación posterior de la tibia y es fundamental para la estabilidad de la rodilla durante movimientos como la bajada de escaleras o al agacharse.
- Ligamento colateral medial (LCM): También conocido como ligamento tibial colateral, está situado en la parte interna de la rodilla y conecta el fémur con la tibia. Limita los movimientos en valgo (desviación hacia fuera de la rodilla). Es uno de los ligamentos más importantes para la estabilidad lateral de la rodilla, especialmente durante la marcha o al realizar movimientos laterales.
- Ligamento colateral lateral (LCL): También llamado ligamento peroneo colateral, conecta el fémur con la cabeza del peroné. Limita los movimientos en varo (desviación hacia adentro de la rodilla) y proporciona estabilidad lateral, similar al LCM, pero en el lado opuesto de la rodilla.
Valgo vs Varo
- Valgo: La alineación en valgo se refiere a una desviación hacia fuera de la rodilla, lo que aumenta la tensión sobre el ligamento colateral medial y las estructuras internas de la rodilla, como el menisco medial. En condiciones de valgo extremo, puede haber una predisposición a desarrollar inestabilidad medial de la rodilla, y esto también puede impactar en la cadera y el pie, alterando el patrón de marcha.
- Varo: La alineación en varo implica una desviación hacia dentro de la rodilla, aumentando la tensión sobre el ligamento colateral lateral. El varo extremo puede causar una sobrecarga en la porción lateral de la rodilla y en el menisco lateral, lo que puede generar un patrón de marcha anormal o problemas crónicos en la estabilidad lateral de la rodilla.
Estructuras de estabilización pasiva
Además de los ligamentos, otras estructuras pasivas contribuyen a la estabilidad de la rodilla:
- Meniscos: Son fibrocartílagos en forma de semiluna que se sitúan entre el fémur y la tibia, actuando como amortiguadores. El menisco medial es menos móvil y soporta aproximadamente el 50% de las fuerzas que pasan por la rodilla, mientras que el menisco lateral es más móvil y soporta hasta el 70% de las cargas. Su función es aumentar la congruencia articular, distribuir las fuerzas de carga y amortiguar los impactos que recibe la rodilla durante actividades como caminar o correr.